Sin duda, el limoncello es uno de los licores italianos más conocidos del mundo y, cómo no, sus orígenes nos llevan a historias de pensiones e islas; pero también a bebidas de burgueses, pescadores y clérigos. Y es que, como ocurre con otras tantas bebidas espirituosas, sus historias siempre recorren un cierto halo de misterio.
Sin embargo, todas las historias se localizan en el golfo de Nápoles, concretamente en Capri, Sorrento y Amalfi. Descubre en este post del blog de Destilerías Espronceda los orígenes del limoncello y alguna dulce receta para poder degustar todo su sabor.
La historia más conocida y difundida sobre los orígenes del limoncello nos lleva a la pensión que regentaba María Antonia Farace a principios del siglo XX. El relato nos sitúa esta pensión en la isla de Capri. En ella, la señora Farace invitaba a sus huéspedes a un licor para hacer su estancia más agradable. Un licor que ella misma elaboraba con los limones de su jardín.
Décadas más tarde, su nieto abrió un bar en las cercanías de la Villa San Michelle de Axel Munthe. En él se servía el delicioso licor de limón con la receta de su abuela. Pasando de generación en generación, en 1988, Massimo Canale abrió una pequeña producción artesanal de este preciado licor. El limoncello pasaría, poco a poco, a ser uno de los licores italianos más conocidos del mundo.
Aunque la versión de María Antonia Farace y su familia es la más conocida, existen otras versiones sobre los orígenes del limoncello, esta vez en las localidades de Sorrento y Amalfi. Una de ellas nos continúa situando a principios del siglo XX. Dicen que, en esta época, las familias más adineradas de Sorrento servían este licor a sus invitados.
En Amalfi, sin embargo, los orígenes del limoncello se remontan mucho tiempo atrás y se relaciona con el propio cultivo del limón. Esta versión nos sitúa en el siglo XI, durante los tiempos de dominación musulmana en la península itálica, donde pescadores y agricultores tomarían el licor para combatir el frío. Paralelamente en el tiempo, otra versión sitúa el origen del limoncello en un convento de frailes.
Su sabor ácido permite una mezcla explosiva de sabores en una gran variedad de postres. El listado podría ser casi infinito, pero te hemos querido recopilar tres postres frescos para elaborar con limoncello.
Imagina el típico bizcocho esponjoso con el toque de sabor ácido del limoncello. Para elaborarlo se necesitan 200 g de harina de repostería, 125 g de azúcar, 125 g de leche,
entera, 80 g de mantequilla, 4 huevos, 1 sobre de levadura química y 35 g de licor de limoncello.
Primero debes separar las yemas de las claras, montar estas últimas y resérvalas. Mezcla la mantequilla y el azúcar con las varillas. Una vez unificado, vierte el resto de ingredientes: la leche, el limoncello y las yemas. Mezcla hasta conseguir una masa uniforme. A parte, mezcla la levadura y la harina y luego viértelo sobre el resto de ingredientes. Añade poco a poco y sin parar de mover las claras montadas.
Precalienta el horno a 180º y vierte la masa en un molde rectangular con papel de horno o mantequilla. Hornea durante 40 minutos y una vez fuera, deja que se enfríe para desmoldarlo.
Este delicioso postre del golfo de Nápoles es esponjoso y aromático. Quizás un poco más elaborado que los otros dos, pero el resultado os fascinará. Para elaborarlos necesitaremos 220 g de harina de pastelería, 3 g de levadura de cerveza seca, 20 ml de agua, 7 huevos, 150 g de mantequilla, 20 g de azúcar y 4 g de sal. Para el baño de limoncello, necesitaremos 2 l de agua, 800 g de azúcar, 40 g de piel de naranja y 20 g de piel de limón y 400 ml de limoncello.
En un bol, disolvemos la levadura en los 20 ml de agua y, después, vertemos 30 g de harina hasta conseguir una masa homogénea. Cubrimos con un plástico y dejamos reposar 30 minutos. Tras este tiempo, añadimos el resto de la harina y los huevos. Mezclamos mientras vamos añadiendo el azúcar hasta que se forme una masa, momento en que añadimos la sal y la mantequilla, y seguimos amasando. Cubrir con un plástico y dejar reposar 3 horas.
Mientras, poner en un cazo agua con azúcar y cortar las pieles de limón y naranja. Cuando el agua hierva, añadir las pieles. Infusionar, añadir el limoncello y dejar hervir durante unos minutos para que se forme el almíbar. Aparte, preparar los moldes untándolos de mantequilla o aceite.
Cuando la masa esté lista, rellenar la mitad de los moldes y dejar reposar hasta que doble su tamaño. Precalentar el horno a 180º C y hornear la masa durante 15 minutos. Dejar enfriar antes de desmoldar. Finalmente, colar el almíbar y emborrachar los babà con él. Cuanto más empapados, más notaremos su sabor.
Por último, una receta muy sencilla y rápida de hacer, así como también refrescante. Para elaborarla necesitamos 120 g de zumo natural de limón, 4 huevos, 130 g de azúcar, 3 cucharas de licor de limoncello y 1 cucharada de maicena.
Exprimimos los limones y juntamos el zumo con el limoncello. Aparte, separamos las claras de las yemas, y batimos estas últimas con 50 g de azúcar hasta que la mezcla esté espumosa. Añadimos la maicena y, luego, la mezcla del limón y el limoncello.
Echamos en un cazo la mezcla sin parar de remover a fuego medio hasta que el azúcar se haya disuelto y espese la masa. Reservamos esta mezcla. Aparte, montamos las claras con 80 g de azúcar y, una vez listo, vamos vertiendo en la mezcla de limoncello. Repartir en vasitos y dejar reposar en la nevera durante dos horas
Después de leer los orígenes del limoncello y descubrir estas tres recetas, ¿no te apetece un limoncello? En el catálogo de Destilerías Espronceda podrás encontrar diversas marcas de este delicioso licor. Incluso para embarazadas y personas que no puedan tomar alcohol, ofrecemos la versión sin alcohol. ¡Descúbrelos!
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